La idea despegó el año 2004. Un grupo de mujeres se pusieron manos a la obra: aportaron los ingredientes, los materiales, prepararon la comida, sirvieron las mesas y todo ello siempre con una sonrisa permanente. Era la primera vez que se organizaba y existían los nervios propios de la ocasión. Todo salió muy bien y sus dotes culinarias quedaron excelentemente demostradas. No se quedaron ahí, sino que al día siguiente, mientras se recogía, ya estaban pensando en qué se podía mejorar para el próximo año, aportando ideas y comentarios.
Y así se continuó año tras año realizando la espicha en el mes de Abril, organizada íntegramente por mujeres vecinas y amigas del entorno, el ya famoso grupo de “Muyeres amigas de la Fundación” que se desviven durante unos días para que todo salga perfecto el día de la espicha.
Desde aquí queremos agradecer de todo corazón a todas y cada una de ellas su ayuda desinteresada, su tiempo, su alegría, sus ganas de hacerlo bien año tras año y que siga aumentando el grupo de “Muyeres amigas de la Fundación”