Se comenzó a trabajar en el hórreo casi desde que se fundó la Fundación. Tanto el estado en el que se encontraba, como sus alrededores hacían necesario ponerse con ello urgentemente, por lo menos para despejar la zona y poder valorar el verdadero estado de conservación de esta construcción. Los matorrales, piedras y demás chatarra e incluso su propio estado hacían un lugar peligroso para las personas, de ahí que poco a poco y provisionalmente se fuera acondicionando y asegurando la zona hasta que se pudiera acometer la obra de restauración total.
Se compaginaban los trabajos del hórreo con los de restauración de la casa y a la vez que se desescombraba en un sitio se rellenaba en el otro. A pesar del trabajo que supuso, las ganas de sacar aquello hacia delante contrarrestaban los esfuerzos realizados.
Ya seria en el año 2001 cuando el patronato de la Fundación toma la decisión de afrontar las obras de restauración total del hórreo con la intención de que, en un futuro, pudiera albergar un museo etnográfico. Por aquel entonces la economía de la Fundación no es que fuera muy boyante, había una pequeña cantidad de dinero ahorrada, insuficiente para afrontar el coste económico de la restauración, pero que serviría por lo menos para que comenzaran las obras. Se pidieron varios presupuestos a los diferentes artesanos de hórreos y finalmente le fue adjudicada la obra al artesano Ricardo de Lugo de Llanera.
Se pidió subvención al Principado. Para ello vinieron los técnicos y valoraron el estado y la antigüedad del mismo, siendo esta de unos 200 años. Una vez listo todo se comenzó el desmontaje del mismo para volver a replantear en el terreno los pegollos y las muelas y poco a poco fue volviendo a coger la bella silueta del gran hórreo que era.
Ese año, por falta de presupuesto, se quedo sin subidera. Se había afrontado un gran reto económico y lo más importante ya estaba hecho. A principios del año 2002, con un nuevo presupuesto, se afronta la obra de la subidera, quedando lista para la inauguración oficial de la restauración del hórreo en junio de ese mismo año.
Durante los siguientes años se fue manteniendo y alojando en su interior todos los materiales que se usaban en los diferente acontecimientos que se celebraban en la Fundación (tableros, caballetes, estufas, herramientas, etc.) hasta que en el año 2007 se comienza a valorar desde el Patronato de la Fundación poner en marcha un museo original en el hórreo, lo que al fin y al cabo era retomar la idea original que se tenía en su inicio. Surge así el Museo del Hórreo en Miniatura (MUHOMI).